Como muchos de ustedes saben, una de las características que diferencia al jazz de otras músicas es el swing. Pero, ¿Qué es el swing? En la primera parte, veremos diferentes definiciones del swing desde un punto de vista teórico-académico, y en la segunda parte del programa les comentaré sobre ese artículo que, dice, desvelar el secreto del swing y también con una concepción del swing por parte de Wynton Marsalis que me pareció fantástica.
All Of Me – Billie Holiday/Lester Young
Mohawk – Charlie Parker/Dizzy Gilleslpie
Le Soir – Django Reinhardt
Walkin’ Shoes – Gerry Mulligan/Chet Baker
Loveless Love – Louis Armstrong/Velma Middleton
All Of You – Ella Fitzgerald
I Was Doing All Right – Stan Getz and The Oscar Peterson Trio
Milestones – Miles Davis
Come Rain Or Come Shine – Art Blakey and the Jazz Messengers
Poor Butterfly – Cannonball Adderley
Juicy Lucy – Horace Silver Quintet
Opus De Funk – Art Pepper
Someday My Prince Will Come – Bill Evans Trio
Animal Dance – The Modern Jazz Quartet
One Finger Snap – Herbie Hancock
Osaka Blues – Dave Brubeck
Bessie’s Blues – John Coltrane
You Dirty Dog – Duke Ellington/Coleman Hawkins
What’s New? – Wes Montgomery
I’ve Got You Under My Skin – Frank Sinatra and Count Basie Orchestra
Para el programa de hoy, he preparado una sesión con una temática que explora la riqueza y amplitud del jazz, permitiéndonos nuevas opciones, nuevos intérpretes y por supuesto, nuevos temas. Se trata de ese extraño, muchas veces tímido y algunas veces forzado, romance entre el jazz y la música de tradición escrita, música clásica como la conocemos comúnmente.
De los grandes compositores de la música, uno de los favoritos para ser interpretados por los músicos de jazz es, sin lugar a duda, Johann Sebastian Bach. Organista y compositor alemán del periodo Barroco, su reputación como organista y clavecinista era legendaria, con fama en toda Europa. Aparte del órgano y del clavecín, también tocaba el violín y la viola da gamba, además de ser el primer gran improvisador de la música. Su fecunda obra es considerada como la cumbre de la música barroca y una de las cimas de la música universal y del pensamiento musical occidental y uno de los grandes pilares de la cultura universal, no sólo por su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, sino también por la síntesis de los diversos estilos internacionales de su época y del pasado y su incomparable extensión. Bach es el último gran maestro del arte del contrapunto y su máximo exponente, Maestro a quien dedicaremos la primera parte del programa, para en la segunda viajar a través de la obra de otros genios como Chopin, Mozart, Tchakovsky y Beethoven.
Fuga en Re Menor – The Swingle Singers
Awakening – Eddie Daniels
Invention # 4 – The Classical Jazz Quartet
Brandenburg Concerto # 3 – Hubert Laws
Small Prelude in C Minor – Iñaki Salvador/Alexis Delgado
Cuando hablamos entre nosotros, los humanos, sobre nuestras emociones y estados anímicos, partimos del supuesto de que todos compartimos vivencias similares. No hay nadie que no haya pasado por fases de tristeza, alegría, euforia, serenidad, rabia, melancolía, enamoramiento, desesperanza y otros muchos registros del espíritu. Precisamente porque contamos con ese fondo común de experiencias y sentimientos, no nos cuesta demasiado hablar sobre ello. Si nos dirigimos a un amigo para hablarle de nuestras sensaciones, sabemos que nos entenderá a la primera, sin especial dificultad.
¿Cómo haríamos, sin embargo, para contarle cómo son nuestras emociones a un extraterrestre que llegara a la Tierra con un bagaje totalmente ajeno al de los humanos? ¿Cómo transmitirle a alguien así la forma en que experimentamos los afectos y las pasiones? ¿Cómo explicar qué se siente cuando uno está poseído por la ira o por el entusiasmo?
Recuerdo la impresión que me produjo de joven la lectura de la Ética de Spinoza, sobre todo la parte en la que expone more geometrico, mediante demostraciones lógicas, con sus corolarios, escolios y el QED final, el mapa de los afectos humanos. Se trata de un ejercicio analítico increíblemente ingenioso y potente, pero no transmite la cualidad de la experiencia. Por eso mismo, si el extraterrestre leyera lo que la Ética cuenta sobre la alegría, sería capaz de seguir los razonamientos, pero probablemente no llegase muy lejos en su comprensión al llegar a la definición espinosista: “La alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor perfección”.
Si me tocara a mí tratar de mostrarle al extraterrestre en qué consisten nuestras experiencias, dejaría la Ética en el anaquel correspondiente y la sustituiría por un poco de jazz. Le pondría grabaciones de esta música en las que se despliega en toda su complejidad, con sus incoherencias y contradicciones sin fin, el sentir humano.
En esta sesión y gracias a esta magnífica y creativa idea de Ignacio, me animé a ampliar la lista de sensaciones, emociones y sentimientos y preparar un programa al respecto. Espero que lo disfruten
En la historia de la humanidad, siempre ha habido años especiales, años diferentes, años que por una u otra circunstancia, se convierten en referentes, sea en la literatura, en la pintura, en las ciencias y por supuesto, en la música.
Estos años especiales, diferentes, definen inclusive la característica de toda una década.
El gran año de la década de 1960, por lo menos para el jazz, fue 1959. Es decir, esa cierta idea de modernidad, de ruptura entendida como una de las bellas artes, y de vanguardia asociada al valor que sería, para siempre, el sello de la época, cristalizó ese año en algunos de los discos más importantes de todo el género. Un género, claro, inseparable de las nociones de cambio y originalidad, de sonido propio y de riesgo estético. Kind of Blue de Miles Davis, Giant Steps de John Coltrane, Mingus Ah Um de Charlie Mingus, Pyramid del Modern Jazz Quartet, The Shape of Jazz to Come, de Ornette Coleman, y Time Out, del cuarteto de Dave Brubeck, son algunos de ellos que definitivamente marcaron un cambio.
Sin embargo, ese mismo año Ella Fitzgerald y su revisión del songbook de George y Ira Gershwin, Anatomy Of A Murder una banda sonora de Duke Ellington, Blowin’ the Blues Away de Horace Silver, Portrait of Jazz del trío de Bill Evans y finalmente, otra obra de Miles bautizada como Sketches of Spain, fueron también fundamentales en ese año, que, con absoluta seguridad es la mejor cosecha de la historia del jazz, desde sus inicios a principios del siglo XX, hasta la actualidad. Ningún año fue tan, pero tan importante como 1959.
La música del Brasil –el samba, la bossa nova, el choro, la MPB y otras- siempre ha ejercido una importante influencia en los músicos de jazz convirtiéndose en una fundamental fuente de inspiración para la interpretación de temas clásicos, como también de nuevas composiciones. En este programa escucharemos a grandes maestros del jazz en interpretaciones de temas del gran Antonio Carlos Jobim y también de músicos de la generación posterior como Chico Buarque, Egberto Gismonti, Ivan Lins, Milton Nascimento, Caetano Veloso y Djavan.
Para la sesión de hoy quiero compartir con ustedes una temática que ya la abordé hace algunos años, pero que decidí retomarla. El tema, tiene su origen en una entrada de mi amigo Jazzy creador del blog “música para gatos” titulada “De Músico a músico: la admiración escrita en pentagrama”. Que plantea que: “A lo largo de la historia son muchos los músicos que nos han querido contar algo de ellos mismos a través de la creación de composiciones que pretenden homenajear a otros músicos, ídolos, compañeros de profesión, o simplemente colaboradores que les han influido de manera positiva en su carrera y en la creación de su propio y personal universo sonoro. Estas son, probablemente, las composiciones más sinceras y esforzadas. Se trata de no decepcionar a un artista que te conmueve y de paso, de inmortalizarlo con tu trabajo, algo profundo que merece todos los reconocimientos”. Es decir, temas que músicos dedicaron a músicos, ya sea en vida o a manera de un homenaje póstumo.