Este mes de julio, es el mes aniversario de la quinta disminuida, y, como ya es una tradición, son ustedes los que sugieren y seleccionan la música. Ya hemos tenido dos programas con esa característica, y la sesión de hoy será la tercera y ultima en ese formato, completando todas sus sugerencias. Muchas gracias por su compañía, pónganse cómodos para disfrutar de este tercer programa de aniversario.
Alberto Zúñiga en un muy atinado texto que plasma en La Nación dice que: Cuando un gran jazzista muere se hace un gran silencio. No en duración, ya que este puede ser breve o muy extenso. Eso da igual. Se trata, eso sí, de un intenso y profundo silencio; de esos que produce la magnificencia de un acontecimiento, rotundamente nuclear, absorbente en su esplendor y ostentoso en su universalidad.
Para la legión de seguidores de Chick Corea, lo anterior define muy bien lo que sentimos con la noticia de su muerte. Sin embargo, nadie más consciente de lo efímero en esta vida que un músico de jazz o un amante de este género musical. Y no por efímero superficial. Cuando la principal característica del jazz es la improvisación se aprende apreciar el valor del instante y el sabor de su recuerdo. Durante el próximo minuto el músico ejecutará una frase, única e irrepetible, que tendremos que recordar por siempre y así minuto tras minuto. He aquí lo bello y trágico, a la vez, del jazz. En cierto modo esto es lo que nos prepara para asumir el fallecimiento de un notable con una extraña mezcla de sentimientos y sensaciones donde la tristeza se acompaña con admiración, agradecimiento y, aunque puede ser extraño, satisfacción. No por su muerte sino por lo que nos permitió conocer y sentir durante su vida.
En esta sesión de La Quinta Disminuida, comparto con ustedes un programa de Homenaje a Chick Corea, a través de homenajes que importantes músicos le rindieron tanto en vida como también de manera póstuma.
En esta sesión comparto con ustedes un programa que tendrá como centro temático a un maravilloso instrumento. Un instrumento acústico que tiene un lugar importante en el jazz, la guitarra acústica. Entendiendo acústica como aquella en la cual la caja de resonancia (y no así un micrófono como en el caso de la eléctrica) es lo que permite amplificar la vibración de las cuerdas.
En esta sesión, tendremos todo tipo de guitarras acústicas, con cuerdas de metal, de nylon, pulsadas con las yemas de los dedos, pulsadas con púa. Guitarristas de todos los estilos de jazz y sus derivaciones.
Escucharemos a guitarristas que usaron la guitarra acústica, no ocasionalmente, sino que en su discografía, o en su carrera musical, le dedicaron un lugar de importancia. Muchos de ellos grabaron discos completos con este instrumento. En la primera hora del programa escucharemos a guitarristas eminentemente acústicos (con algún que otro desliz por la eléctrica) considerados referentes del instrumento. En la segunda hora escucharemos a aquellos que combinan en su carrera tanto a la eléctrica como la acústica, pero que en esta sesión nos acariciaran con esta última. Que disfruten de la sesión.
El pasado 9 de febrero murió uno de los más grandes músicos de jazz que transitó el paso del siglo XX al siglo XXI con su obra en constante evolución. La familia hizo conocer oficialmente su muerte dos días después de acaecida la misma, el 11 de febrero. Desde la quinta disminuida le rendí dos homenajes, el primero se trataba de un viaje rápido por su discografía (que abarca sesenta años de música) y el segundo escuchándolo en su acercamiento al tango. Este maestro requiere de muchos programas ya que su música puede ser abordada desde diferentes ángulos y colores, así que desde la quinta le seguiremos rindiendo varios homenajes. Para hoy he preparado un programa con dos grandes aristas, la primera abordará los emparejamientos musicales que tuvo este maestro, es decir, discos conjuntos con otros músicos, participación en conciertos a dúo y también participación como sideman en otras bandas. Esta característica la alternaremos con la opinión de importantes músicos bolivianos sobre el legado, la influencia y la trascendencia que tuvo Chick Corea en la historia del jazz.
Para la sesión de hoy quiero compartir con ustedes una temática que ya la abordé hace algunos años, pero que decidí retomarla. El tema, tiene su origen en una entrada de mi amigo Jazzy creador del blog “música para gatos” titulada “De Músico a músico: la admiración escrita en pentagrama”. Que plantea que: “A lo largo de la historia son muchos los músicos que nos han querido contar algo de ellos mismos a través de la creación de composiciones que pretenden homenajear a otros músicos, ídolos, compañeros de profesión, o simplemente colaboradores que les han influido de manera positiva en su carrera y en la creación de su propio y personal universo sonoro. Estas son, probablemente, las composiciones más sinceras y esforzadas. Se trata de no decepcionar a un artista que te conmueve y de paso, de inmortalizarlo con tu trabajo, algo profundo que merece todos los reconocimientos”. Es decir, temas que músicos dedicaron a músicos, ya sea en vida o a manera de un homenaje póstumo.
Ya se está haciendo una costumbre, una fea costumbre, que nuestros programas dedicados a la muerte de algún músico, productor o compositor vinculados al jazz, son cada vez más seguidos. La muerte de un músico, a nosotros que amamos la música, siempre nos entristece y hasta nos conmueve, y estoy seguro que muchos melómanos al enterarse de la muerte de alguno de sus ídolos suele hacer un homenaje personal escuchando su música que es parte de la banda sonora de nuestra vida y que nos transporta a lugares maravillosos en el tiempo y el espacio.
El programa de hoy estará dedicado a un músico que falleció el pasado 19 de febrero. Un virtuoso de la guitarra y pionero de la fusión de finales de los años sesenta y principios de los setenta que detonó una bomba atómica musical cuando en 1965 realizó un experimento silencioso al incluir en una misma banda una sección de ritmo de rock, con guitarra, bajo y batería, y un doble frente melódico de jazz con saxofones. Era, por entonces, una apuesta sin un objetivo ni resultado claro, pero que a la larga se registraría como el primer ensayo en la mezcla de ritmo rockero e improvisación jazzística. Esto ocurrió incluso bastante tiempo antes de que Miles Davis organizara las primeras bandas de jazz eléctrico con bajo, guitarra y hasta tres baterías unidas para grabar su obra Bitches Brew en 1969.
Te invito a escuchar este programa dedicado a Larry Coryell, en el que haremos un viaje cronológico a través de su música con la siguiente selección de temas: