Haciendo un inventario de los músicos del ámbito del jazz – y sus fronteras más cercanas – que nacieron en el mes de enero, la lista me arrojó una cantidad de ochenta músicos. Entonces tenia que resolver la ecuación de alguna forma. Para cubrir a todos necesitaría casi cuatro programas, una opción no factible. Elegir “a dedo” a los que mas conozco o más me gustan o que yo considero más importantes tampoco era una opción, no seria justo. Entonces encontré una opción – bastante laboriosa – que de alguna forma se convertía en la mas aconsejable. Consistía en buscar alienaciones, en algunos temas, en los cuales dos, tres o cuatro músicos que nacieron en enero estaban presentes, llegue a cubrir la mitad, es decir cuarenta, que ya es un numero más interesante y representativo para recordar los onomásticos del mes de enero. Los temas e intérpretes de esta sesión son los siguientes:
After You – Mike Stern
You Leave Me Breathless – Milt Jackson
The Third World – Herbie Nichols
Yellow Fields – Gary Burton
Sweethearts on Parade – Roy Eldridge
The Journey – Cyrus Chestnut
Zamfir – John McLaughlin
C.P.’s Blues – Chris Potter
Insomnia – Melba Liston
Nuages – Django Reinhardt/Stephanne Grappelli
Three Little Words – Benny Golson
Exactly Like You – Henri Texier/Aldo Romano
Imperial Strut – Yellowjackets
Cardboard – David Kikoski
Wes Bound – Lee Ritenour/George Duke
Naima – Steve Grossman
How Insensitive – Antonio Carlos Jobim/Pat Metheny
El pasado 9 de febrero murió uno de los más grandes músicos de jazz que transitó el paso del siglo XX al siglo XXI con su obra en constante evolución. La familia hizo conocer oficialmente su muerte dos días después de acaecida la misma, el 11 de febrero. Desde la quinta disminuida le rendí dos homenajes, el primero se trataba de un viaje rápido por su discografía (que abarca sesenta años de música) y el segundo escuchándolo en su acercamiento al tango. Este maestro requiere de muchos programas ya que su música puede ser abordada desde diferentes ángulos y colores, así que desde la quinta le seguiremos rindiendo varios homenajes. Para hoy he preparado un programa con dos grandes aristas, la primera abordará los emparejamientos musicales que tuvo este maestro, es decir, discos conjuntos con otros músicos, participación en conciertos a dúo y también participación como sideman en otras bandas. Esta característica la alternaremos con la opinión de importantes músicos bolivianos sobre el legado, la influencia y la trascendencia que tuvo Chick Corea en la historia del jazz.
Para la sesión de hoy, he preparado un programa que tiene como protagonistas a dos personajes fundamentales, que en esta sesión giraran alrededor del mismo eje. Los personajes son Astor Piazzolla y Chick Corea. El eje, el tango. La motivación de encarar un programa en este sentido, está relacionada con la celebración del centenario del natalicio de Piazzolla y el homenaje póstumo al primer mes de la partida de Corea.
Los temas seleccionados para esta sesión son los siguientes:
La música es una de las maneras más sublimes en la que un artista puede mostrarnos su alma permitiéndole expresar sus sentimientos más profundos.
La manera en que un músico lo hace es a través de su instrumento que se convierte en una prolongación, no solamente de su cuerpo sino también de su alma. En base a ello, para este programa he preparado una sesión en la que seremos testigos de conversaciones profundas y charlas emotivas entre dos músicos a través de sus respectivos instrumentos. Algunas conversaciones serán íntimas, otras algo bruscas, muchas románticas, otras tristes, pero todas con mucho swing.
A Night in Tunisia – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
Why was I Born? – John Coltrane/Kenny Burrell
Dark Corner – Charlie Hunter/Leon Parker
Sometime Ago – Michel Petrucciani/Tony Petrucciani
Wave – Sylvain Luc/Bireli Lagrene
Close Enough for Love – Brad Mehldau/Fleurine
Me Acostumbre a estar sin Ti – Chucho Valdés/Omara Portuondo
¿Hay relación entre música y pintura? Según Wassily Kandinsky, el pintor ruso precursor de la abstracción en la pintura, sí. Su manuscrito, que luego se transformó en libro, llamado “Lo Espiritual En El Arte“, habla sobre la belleza cromática en el cuadro, que, según él, ha de atraer con gran fuerza al espectador y al mismo tiempo ha de esconder su contenido pictórico profundo, es decir, las emociones del artista expresadas pictóricamente, prácticamente a modo de partitura musical.
En esta sesión de La Quinta Disminuida escucharemos la opinión de seis pintores bolivianos y su relación con la música.
Autumn Leaves – Ahmad Jamal/Gary Burton
Colors – Michel Petrucciani
Love Letter – Michel Petrucciani
My Funny Valentine – Chet Baker
My Funny Valentine – Carmen McRae
In France They Kiss on Main Street – Joni Mitchell
Para la sesión de hoy compartiré con ustedes un programa que de alguna manera se convierte en la segunda parte de la sesión que estuvo dedicada al Gran Astor Piazzolla, ya que escucharemos a diferentes músicos del ámbito del jazz que le dedicaron, un tema en particular, interpretaron alguna de sus composiciones o incluso le dedicaron un disco entero.
El anterior programa acompañé la música de Piazzolla con textos vinculados a su música entre 1974 y 1986, sobre todo en base a una de sus más importantes biografías, la de Maria Susana Azzi y Simon Collier. En este programa intercalaré algo de su biografía con la aproximación de los músicos que le dedicaron obras o que incorporaron su sonido en alguna de sus obras.
Lalo Schifrin, amigo de Piazzolla de toda la vida, lo considera “un músico universal que necesitaba concentrarse en el lenguaje de Buenos Aires. Cuanto más local era, más universal se hacía. Era un compositor completo. No solamente el contenido era importante en él, sino la estructura y la forma”.
Era tan fuerte la impronta de Piazzolla en su música que se la reconoce al instante. Sus características más sobresalientes son la forma en que fusionó procedimientos tomados de la música de tradición escrita (en especial de sus héroes, Ígor Stravinski y Béla Bartók) y del jazz norteamericano. A partir de estas influencias primordiales, y de la formación que recibió de Alberto Ginastera y Nadia Boulanger, destiló algo completamente único y diferente.
A finales de 1973 Piazzolla toma la decisión de irse a vivir a Europa…”Me voy a vivir a Roma por tres años, y estoy seguro de que voy a escribir mejor que en Buenos Aires” anunció Piazzolla antes de abandonar la Argentina. Ni bien llegó a Europa comenzó a escribir música y allí nacieron grandes de sus obras.
En la sesión de hoy haré una aproximación a su obra entre los años 1974 y 1986 y finalizando con algunos homenajes póstumos de importantes músicos del ámbito del jazz.
Gran parte de la información y los textos que utilizaré en el programa de hoy pertenecen al libro “Astor Piazzolla: Su Vida y su Música” de María Susana Azzi y Simon Collier.
Libertango – Astor Piazzolla Octeto
Violentango – Astor Piazzolla Octeto
Years Of Solitude – Astor Piazzolla/Gerry Mulligan
Aire de Buenos Aires – Astor Piazzolla/Gerry Mulligan
Close Your Eyes and Listen – Astor Piazzolla/Gerry Mulligan
A finales de los años sesenta, el jazz necesitaba encontrar nuevas sendas creativas después de la prematura muerte de John Coltrane en 1967 y el punto sin retorno alcanzado por el Free Jazz. Es entonces cuando Miles Davis comienza la preparación de un elixir mágico, una poción de brujas, su álbum “Bitches Brew”. La idea ya la venía masticando desde principios de 1968 con la introducción de un piano eléctrico en su banda. Todos los ingredientes se consolidarían un 18 de febrero de 1969 cuando con un octeto entraría al estudio para registrar el álbum “In A Silent Way”. En estos dos álbumes Miles había convocado a los más jóvenes y lucidos alquimistas de la época. Entre los elegidos estaban, Joe Zawinul, Chick Corea, Larry Young, John McLaughlin, Herbie Hancock, Wayne Shorter, Lenny White, Jack DeJohnnete, Dave Holland, Miroslav Vitous y Billy Cobham entre muchos otros. Todos músicos jóvenes, obviamente mucho más jóvenes que él que había cumplido 43 años. Los mayores eran Wayne Shorter de 36 y Herbie Hancock de 29 y que ya venían de tocar con Miles en su segundo gran quinteto.
En este programa escucharemos a estos maestros que con las enseñanzas del “Gran Chamán” querían provocar una nueva revolución en al jazz.
Antes de empezar el programa le dedico unos minutos a la gran pérdida que sufrió el jazz cuando el primero de octubre de 2018 partió de este mundo el trompetista y conguero Jerry Gonzáles
En la sesión de hoy comparto con ustedes un programa que estaba en el tintero hace algún tiempo atrás y que después de una charla con mi amigo Alvaro Montenegro, tomó impulso y está listo para ser compartido con ustedes. El programa de hoy está relacionado con los instrumentos musicales inusuales, inusuales para el jazz, es decir instrumentos que no son utilizados frecuentemente en los círculos jazzeros. Las razones pueden ser muchas, pero lo cierto es que a estas alturas y después de más de 100 años de vida de esta música, su utilización es bastante limitada (me refiero a que no tienen la presencia de instrumentos como el saxo, el piano y la trompeta por citar solo algunos). Ahora bien, es bueno hacer algunas puntualizaciones al respecto; la primera es que muchos de los músicos que escucharemos en esta sesión se convirtieron en verdaderos apóstoles de estos instrumentos para darles un lugar dentro del mundo del jazz. Y la segunda puntualización está referida a que lo temas que he elegido son muy conocidos, y varios de ellos standards. Por esto la sesión girará alrededor de los instrumentos inusuales en temas usuales…en el jazz.
Dicen que el músico expresa su propia personalidad en sus composiciones. Que en sus interpretaciones deja señales suficientes de su personalidad y estado de ánimo, eso es precisamente lo que hace Keith Jarrett en cada una de sus interpretaciones con las cuales uno aprende a gozar del jazz.
Para muchos, Keith Jarrett, tiene la consideración de un gran improvisador; en cualquier caso, un excelente pianista que parece mirarse para adentro en cada pieza que interpreta. Su postura física ante el piano, que por momentos recuerda a la de Bill Evans, es elocuente al respecto; suele recogerse sobre sí mismo para formar una pieza única, para confundirse con el instrumento pero también se levanta, gesticula, emite sonidos y nunca deja de interpretar una partitura corporal que parece querer ganar protagonismo al sonido que arranca del propio piano, en ocasiones parece escenificar una especie de combate entre el ejército de teclas y cuerdas y él mismo.
Keith Jarret impresionó nada menos que a Miles Davis, y él mismo recordaba cómo fue ese encuentro:
“A finales de los años sesenta, Miles Davis solía aparecer por los clubes en los que yo actuaba con mi trío, ya fuera en París o en Nueva York. Parecía sentir curiosidad por algo. En cierta ocasión, fue con su quinteto a un minúsculo club de la orilla izquierda de París llamado Le Camilion, con capacidad para unos diez espectadores, para ver a mi trío, formado por aquel entonces por Aldo Romano a la batería y J. F. Jenny-Clark al contrabajo. El club estaba en el sótano de un pequeño bar que, sin embargo, era mayor que la estancia donde actuábamos. El local tenía un piano de pared espantoso, y a menudo nos dedicábamos a experimentar con la “improvisación libre”(a veces, el pésimo estado del piano era de gran ayuda para tocar esa música). Mi trío estadounidense, formado por Charlie Haden y Paul Motian, trabajaba constantemente en el terreno de la “improvisación libre”, aunque esta faceta no haya quedado adecuadamente recogida en las grabaciones que hicimos. Miles también vio actuar varias veces a esta formación en diferentes clubes. Los años sesenta fueron una época importante para el free. Ornette Coleman y Don Cherry habían despuntado a finales de los años cincuenta junto con Paul Bley, Jimmy Giuffre y, más tarde, toda la corriente “vanguardista”. Algunos de esos músicos ni siquiera sabían tocar, pero aquello no tenía demasiada importancia, y de ellos aprendí unas cuantas cosas en términos de tiempo y espacio. Ornette había partido de la complejidad cada vez mayor característica del período posterior al bebop para abrir nuevos caminos, y los músicos jóvenes se atrevían con todo. Fueron años de una gran vitalidad. Después de un pase especialmente free en Le Camilion, Miles me hizo un gesto para que me acercara a su mesa (creo recordar que nadie bebía nada) y me preguntó: “¿Cómo lo haces?”. “¿El qué?”, respondí. “Tocar a partir de la nada”, comentó. “No lo sé —le dije—Lo hago. Ya está”. Miles estaba anonadado ante aquella presunta facilidad mía para crear en tiempo real, sin un material previo. Sin embargo, y a pesar de que había escuchado mucha improvisación libre en el pasado, creo que advertía en mi manera de tocar una mezcla única de improvisación libre y de composición espontánea, una combinación que acabaría copando mi vertiente profesional, sobre todo en los conciertos en solitario”