Según ustedes. ¿El corazón tiene alguna relación con los sentimientos? ¿O es el cerebro el que rige todas nuestras sensaciones? Es conocida la frase “debes decidir con la cabeza y no con el corazón” pero también están las frases que involucran directamente a este órgano como: “cuanto ronden dudas en tu vida debes escuchar a tu corazón”.
“Los sentimientos no se generan en el corazón, sino en el cerebro”. Así de tajantes se muestran los expertos en neurociencia al explicar la esencia del amor, un sentimiento universal, profundo y contradictorio.
En este programa escucharemos temas relacionados al corazón que músicos de jazz interpretan con una altísima sensibilidad. La respuesta si los sentimientos se originan en el cerebro o en el corazón se las dejo a ustedes.
My Foolish Heart – Bill Evans
Coração Vagabundo – Caetano Veloso/Gal Costa
Feelings Of The Heart – Paquito D’ Rivera
Easy On The Heart – Charlie Haden
Paint My Heart Red – Keith Jarrett
How Can You Mend a Broken Heart – Diana Krall
Young At Heart – Tony Williams Trio
Para Machucar Meu Coração – Stan Getz/Joao Gilberto
Estas en mi Corazón – Chucho Valdes
My Spanish Heart – Chick Corea
My Heart Tells Me (Should I Believe My Heart) – Charlie Parker
Esoka (Trust Your Heart) – Richard Bona
I Let a Song Go Out of My Heart – Dizzy Gillespie/Stan Getz
El pasado 23 de febrero La Quinta Disminuida transmitió su programa número quinientos. Para tal ocasión convoque a través de las redes sociales que los oyentes del programa sean quienes elijan los temas que desearían escuchar, producto de lo cual llegaron varias sugerencias que hoy comparto con ustedes. Una aclaración: debido a la cantidad de sugerencias que recibí tuve que hacer dos programas, el primero que se publicó en el blog el 14 de marzo y el que subo para que puedan disfrutar de buen jazz…buen jazz elegido por ustedes.
Gracias por acompañarme en todo este caminar dedicado al jazz.
Time Remembered – John McLaughlin
Take Five – Dave Brubeck
Puttin’ On The Ritz – Ella Fitzgerald
Blue In Green – Miles Davis
Minuano – Pat Metheny
Y Aparece Tu Piel – Luis Salinas/Luis Alberto Spinetta
In A Sentimental Mood – John Coltrane/Duke Ellington
Pannonica de Koenigswarter, la Baronesa del jazz, tuvo un sueño que alimentó durante mucho tiempo. Con su cámara Polaroid fotografió a todos los músicos que pasaron por su casa. A cada uno de ellos les hizo la misma pregunta: ¿Cuáles son los tres deseos que pedirías si supieras que se van a cumplir antes de que mueras? Pannonica quería hacer un libro con las fotos y las respuestas. En vida no lo pudo hacer, pero gracias a la paciencia de quienes recuperaron las fotos y los textos, hoy el libro es una realidad. Es una mezcla de imágenes y palabras que retratan el testimonio de todo lo que ocurría en la época pero, principalmente, nos lleva a un breve y profundo recorrido por la pasión, la constancia y las esperanzas de una generación de músicos que sólo soñaba con una cosa: tocar lo mejor posible. Este libro recoge las imágenes y respuestas de grandes maestros del jazz que hoy en compartiré con ustedes.
In Walked Bud – Thelonious Monk/Art Blakey/Johnny Griffin
Nature Boy – Miles Davis/Charles Mingus/Elvin Jones
Bags’ Groove – Hank Mobley/Sonny Clark
There Is No Greater Love – Eddie «Lockjaw»Davis/Coleman Hawkins
Sweet And Lovely – Sonny Stitt/Duke Jordan
Psychicemotus – Yusef Lateef/Reggie Workman
Midnight Creeper – Lou Donaldson/Blue Mitchell
I´m Old fashioned – John Coltrane/Lee Morgan/Philly Joe Jones
Mornin’, Noon and Night – Dizzy Gillespie/Roy Eldridge/Clark Terry
Pocos escritores están tan relacionados con el mundo del jazz como Julio Cortázar, hasta el punto de que su escritura, tanto argumental como estructuralmente, se encuentra ampliamente influenciada por esta música. Su estilo literario se aleja de la composición temática para dejarse llevar por la improvisación, por la capacidad de planear sobre un tema de forma ininterrumpida, y por la búsqueda de una voz interior que intenta evitar los discursos preestablecidos y otorga protagonismo a los estados mentales.
El perseguidor se publicó en 1959 dentro del libro de relatos Las armas secretas (debido a su gran éxito, en 1967 se reeditó dentro de El perseguidor y otros relatos) y cuenta la vida de Johnny Carter, un nombre que probablemente haya sido tomado de dos de los grandes saxos de la historia (Johnny Hodges y Benny Carter) pero una obra dedicada en realidad a Ch. P.
Podemos extraer, al menos, dos lecturas del relato. En primer lugar, y la más evidente, es considerarlo una ficción basada en los últimos días de Charlie Parker. La segunda, más filosófica, es la que nos habla del concepto Tiempo, un tema recurrente en la obra de Cortázar y, quizás, su máxima obsesión.
Esa primera lectura, la que se puede considerar una biografía, prescinde de los nombres reales: Charlie Parker se convierte Johnny Carter, Chan es ahora Lan, su hija muerta Bee, se convierte en Pree, y la baronesa Pannonica de Koenigswarter recibe el nombre de marquesa Tica. En la historia se mencionan las temporadas que pasó Parker en los hospitales mentales de Camarillo y Bellevue, el incendio de la habitación de un hotel, se recrea la desastrosa y famosa grabación de Lover Man (aquí titulada Amorous) y, en general, fragmentos de realidad en forma de puzle que nos muestran el estilo de vida “diferente” del saxofonista, y que concluye con su muerte con un ataque de risa frente a un televisor.
La otra lectura es aquella en la que el concepto Tiempo aparece constantemente en la historia, sobre todo en las primeras páginas donde nos encontramos frases como: tú no haces más que contar el tiempo o Seguía haciendo alusiones al tiempo, un tema que le preocupa desde que le conozco, he visto pocos hombres tan preocupados por todo lo que se refiere al tiempo. Para Johnny el tiempo es algo maleable, indefinido, inconsistente, variable (¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio?), una forma de vida alternativa a la del mundo que le rodea: Esto lo estoy tocando mañana, dice en una de las mejores frases del libro. Todas estas ideas suponen que el concepto temporal del protagonista sea completamente diferente al del resto de humanos. La música es tiempo y si Johnny ve el tiempo de otra forma, también verá la vida, y por tanto la música. Su historia es la de una lucha constante en un mundo que no le entiende, lo que lo convierte en un perseguidor, en un alma que busca algo que cree que existe, pero que no sabe si algún día encontrará.
El otro protagonista de la novela es Bruno, escritor y reportero de la revista Jazz Hot, que al contrario que Carter, vive en el tiempo presente y cronológico, en el tiempo racional de las agujas del reloj y es, por tanto, un hombre apegado a la realidad cotidiana, preocupado por la hora, por el éxito de su libro, por cosas racionales. Sin embargo, esa racionalidad es un perfecto contrapunto para que Bruno nos dé a conocer la realidad física del jazz: los lugares, los ambientes, la historia… aunque al final, como casi todos los críticos, y a pesar de haber escrito un gran libro, es incapaz de expresar con palabras el lenguaje musical de Johnny, algo que solo puede explicar su música.
Texto de Ángel González Rodríguez
Now’s The Time – Charlie Parker
Koko – Charlie Parker
Loverman – Charlie Parker
Bebop – Charlie Parker
Relaxin at Camarillo – Charlie Parker
A night in Tunisia – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
Cortázar amaba el jazz porque “era una música que permitía todas las imaginaciones”. ¿Se puede trasladar esto a la literatura? La respuesta es sí y Rayuela es el mejor ejemplo de esto. No sólo está llena de imágenes y sonidos del jazz, sino que es en sí una impresionante jam session donde el argumento es sólo un pretexto para improvisar, para ir re-creando, cambiando de escala según viene al caso, insertando notas disonantes si le apetece. Es una novela que el mismo autor propone que se lea siguiendo el índice o desordenadamente, en realidad son varias novelas en una.
En Rayuela en los capítulos 10 al 18, se relatan las increíbles y fantásticas sesiones musicales o “discadas” en las que un grupo de amigos denominado “Grupo de la Serpiente” se reunía para escuchar música junto con una conversación filosófico-orientalista que discurría sobre una alfombra musical en la que con absoluta naturalidad Cortázar recurría a su enciclopedismo musical.
Para esta sesión musicalizaremos los textos de Rayuela, de los capítulos mencionados, en los que se hace mención a un músico o a un tema específico que cada uno de los miembros elegía para ser escuchado, y posterior a ello, escucharemos ese tema.
Quienes hayan leído a Haruki Murakami saben bien que la música es un elemento imprescindible en la narrativa de este novelista japonés. Un elemento que es tomado familiarmente, cotidianamente, como muchos suelen escuchar música: al lado de nuestras tareas cotidianas, mientras trabajamos, mientras cocinamos, mientras caminamos por la calle, mientras estamos en el trasporte público o al hacer ejercicio.
La música como una compañía en un sentido casi presencial: algo que está ahí y que da un acento especial al instante, que lo vuelve más alegre, que lo melancoliza o quizá que le otorga cierta épica a un hecho aparentemente rutinario o trivial.
La relación que establece Murakami entre la literatura y la música es absolutamente convergente como él mismo lo explica: “Ya sea en la música o en la ficción, lo más básico es el ritmo. El estilo tiene que tener buen ritmo, natural y constante, o la gente no va a seguir leyendo tu obra. Aprendí la importancia del ritmo de la música, fundamentalmente del jazz. Luego viene la melodía, que en la literatura corresponde a la disposición adecuada de las palabras para que coincidan con el ritmo. Si la forma en que las palabras se ajustan al ritmo es suave y hermosa, no se puede pedir nada más. Lo siguiente es la armonía, los sonidos mentales internos que soportan las palabras. Luego viene la parte que más me gusta: la improvisación libre.
A través de algún canal especial, las historias vienen brotando libremente desde el interior. Todo lo que tengo que hacer es entrar en el flujo. Por último viene lo que puede ser lo más importante que es el punto en el que ritmo, melodía y armonía se unifican en lo que se puede llamar la interpretación, el performance. Esto nos genera una sensación de haber logrado llegar a un lugar que es nuevo y significativo. Y si todo va bien, se llega a compartir esa sensación de elevación con los lectores (la audiencia). Todo esto, encajado perfectamente, nos lleva a una culminación maravillosa que no se puede conseguir de ninguna otra manera.
Let´s Get Lost – Chet Baker
Ramona – Benny Goodman
Bloomdido – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
No Hay Problema – Art Blakey & The Jazz Messengers
The Jitterbug Waltz – Fats Waller
Move – Stan Getz
When You’re Smiling – Billie Holiday
Minnie the Moocher – C.C. Production «The Blues Brothers»
A Foggy Day – Charlie Mingus
My Foolish Heart – Bill Evans Trio
Singin’ The Blues – Bix Beiderbecke
I’m Coming Virginia- Bix Beiderbecke
Rocks In My Bed – Duke Ellington
These Foolish Things (Remind Me of You) – Ella Fitzgerald
“La música y la poesía son, después de las personas a las que amo, mis principales recursos de equilibrio interior (…) Respecto al jazz, tiene una gran virtud: nació humilde y, pese a los intentos de llevarlo a las grandes salas de conciertos, se mantiene en locales donde escuchar y conversar no están reñidos.” (Joan Margarit).
Vaivenes insertados en cada lágrima, apoderándose del veloz cambio de vida con cada encuentro jazzístico, provocando figuras poéticas. No es fácil mirar a un papel y no saber qué decir hasta que suena una música. No es fácil admitir la completa inspiración proveniente de instrumentos. No es fácil para una poeta afirmar que no puede ser poeta sin el jazz.
Este programa está dedicado a todas aquellas personas que aunaron el poder fastuoso de dos potencias artísticas: poesía y jazz. Encuentros en clubes nocturnos de Harlem, humo, swing, foxtrot, escribir y escribir, soñar con transgredir, decir adiós a Wagner, tener una razón por la que crear poesía, saltar de lo popular a lo refinado… Todo esto ha sido recogido, a lo largo de la historia del jazz, por los embajadores y embajadoras de la palabras: poetas inspirados/as por el jazz. (Amanda Gutierrez Del Castillo)
When Your Lover Has Gone – Billie Holiday
How High The Moon – Chet Baker
Straight Life – Art Pepper
I Let a Song Go Out of My Heart – Dizzy Gillespie
Mood Indigo – Duke Ellington
Sweet Sorrow Blues – Spike Hughes and His Negro Orchestra
Crazy Rhythm – Benny Carter and His Orchestra
Stormy Weather – Django Reinhardt
Bohemia After Dark – Cannonball Adderley
Something I Dreamed Last Night – Miles Davis
Crepuscule With Nellie – Thelonious Monk/John Coltrane
Sassy´s Blues – Sarah Vaughan
How Deep Is The Ocean – Charlie Parker
My Funny Valentine – Carmen McRae
Easy Living – Clifford Brown
Blue Sky – Benny Goodman
52nd Street Theme – Kenny Clarke and his 52nd Street Boys