Para la sesión de hoy, he preparado un programa que girará alrededor de un gran maestro francés. Estoy seguro que muchas de las melodías escritas por él están grabadas en un rincón de nuestro corazón, principalmente aquellas canciones que fueron parte de bandas sonoras de muchas películas.
El músico que hoy será el eje central de nuestra sesión nació en París un 24 de febrero de 1932, este compositor, director de orquesta, arreglista, pianista y cantante, hoy, a sus 85 años sigue activo, dando giras por todo el mundo.
Hoy en la quinta disminuida nos deleitaremos con la magia de este maestro francés llamado Michel Legrand.
I Will Wait For You – McCoy Tyner
What Are You Doing The Rest of Your Life – Archie Shepp
Once Upon A Summertime – Miles Davis
Watch What Happens – Tony Bennet/Natalie Cole
I Will Say Good Bye – Bill Evans
You Must Believe In Spring – Johnny Griffin/Kenny Barron
The Windmills of Your Mind – Abbey Lincoln
The Summer Knows – Art Pepper
How Do You Keep The Music Playing? – Frank Sinatra
Wild Man Blues – Michel Legrand
Django – Michel Legrand
Don´t Get Around Much Anymore – Michel Legrand
Concert On The Runway – Michel Legrand/Miles Davis
The Dream – Michel Legrand/Miles Davis
The Jam Session – Michel Legrand/Miles Davis
Morning in Newfoundland – Michel Legrand/Oscar Peterson
Cookin’ on the Trail – Michel Legrand/Oscar Peterson
Harcourt Nights – Michel Legrand/Oscar Peterson
Anthem Of A New Land – Michel Legrand/Oscar Peterson
Un obituario intenta dar un recuento de la textura y el significado de la vida de alguien que ha muerto recientemente, en el caso de este programa nos remitiremos a este recuento a partir del inicio de este 2017 de algunos de los músicos, productores y críticos de jazz que partieron de este mundo hacia otro puerto, hacia otra vida.
La humanidad siempre ha tenido gran fascinación por la muerte, y esto es contrastable en la cantidad de rituales dedicados a la vida en el más allá.
A lo largo y ancho del planeta, el culto a la muerte se hace presente de diferentes formas, ya sea como vía de reencuentro con los seres queridos, tributo a los dioses y también como una burla.
De todas las festividades relacionadas con la muerte, las de Halloween y el Día de los Muertos son sin lugar a dudas las más llamativas y popularizadas.
A lo largo de esta sesión, denominada como obituario 2017, veremos una breve comparación entre estas dos fiestas, a fin de comprender sus principales diferencias y divergentes significados.
The Windmills of Your Mind – Grady Tate
Little Black Samba – Grady Tate
Theme For A Dream – The Eleventh House
Nardis – John Abercrombie
Soundtrack – Abercrombie/Coryell
Santa Cruz – Chuck Loeb
54 Duncan Terrace – Allan Holdsworth
The Nearness Of You – Johnny Hodges/Wild Bill Davis
Steve Gadd nació un 9 de abril de 1945 en Rochester, Nueva York. Sin lugar a dudas es uno de los bateristas más importantes e influyentes en los últimos 40 años. Y si hablamos de música y no de jazz es básicamente porque la latitud musical de Gadd es tan impresionante que es capaz de tocar prácticamente cualquier estilo. Steve Gadd ha grabado con una gran cantidad de músicos de jazz como Chet Baker, Chick Corea, Michael Brecker, por mencionar simplemente a unos cuantos, pero además también lo ha hecho con grupos y músicos de estilos tan diferentes como Paul Simon, Eric Clapton, Michael Jackson y Frank Sinatra entre muchos otros.
En esta sesión de la quinta disminuida escucharemos a Steve Gadd acompañando a los siguientes maestros del jazz, para cerrar la sesión con un tema de su último álbum solista:
Brad es único por varias razones. La más evidente es que, hoy con 47, y desde hace varios años atrás, es considerado no sólo como una de las principales referencias del jazz contemporáneo, sino también como uno de los grandes pianistas de la historia del género, a la altura de Bill Evans o Keith Jarrett. Mehldau ha sido capaz de crear una nueva forma de entender el jazz, respetuosa y dialéctica con la tradición de maestros como Miles Davis, Thelonious Monk, Bud Powell, John Coltrane o Charlie Parker, y a la vez renovadora y revolucionaria en su expresión. Renovadora porque se atrevió a mezclar en sus repertorios, sin ningún complejo, a clásicos del género con temas de Nirvana, Radiohead, Bob Dylan, Chico Buarque, Soungarden, Richard Ashcroft o Elvis Costello, y revolucionaria porque inventó un nuevo lenguaje a través de su mano izquierda cuya asombrosa independencia no es utilizada como demostración de una técnica al alcance de muy pocos, sino como simple herramienta de toda su originalísima creación musical.
Pocos pianistas a lo largo de la historia han sido capaces de sustituir los clásicos toques de acordes que suelen realizarse con esa mano, para realizar melodías absolutamente independientes de las realizadas por la mano derecha. Y ejecutarlas, además, con una facilidad envidiable. Dos manos siguiendo derroteros líricos muy diferentes, pero complementarios. Es como si la mano izquierda, en vez de servir simplemente de acompañamiento a la derecha, se atreviera a volar sola y compartir el protagonismo en un enamoramiento único compenetrado y bello.
Brad Mehldau nació en 1970, en Jacksonville, Florida y desde muy niño comenzó sus estudios de música clásica. Ya en la adolescencia descubrió los colores del jazz escuchando a Miles Davis y Bud Powell. Al poco tiempo se mueve hacía Nueva York donde estudia con grandes maestros, entre ellos, Jimmy Cobb quién adivinando el talento del joven pianista lo integra en su banda: Cobbs’ Mob. Poco a poco su nombre comenzó a ser conocido internacionalmente como miembro del cuarteto de Joshua Redman, para luego despegar, sin ningún miedo, su prolífica carrera solista que hoy comparto con ustedes en esta sesión de la quinta disminuida.
Para la sesión de hoy he preparado un programa relacionado con un instrumento muy importante dentro del jazz, la trompeta. Aunque debo confesarles, que tratándose de instrumentos de viento, yo me quedo con el saxo y de los saxos me quedo con el saxo tenor. Cuestión de gustos. Y para ello, vamos a escuchar en esta sesión una evolución de los estilos de tocar trompeta en el jazz, desde King Oliver hasta Wynton Marsalis y antes de entrar a la última media hora del programa se llevarán una gran e increíble sorpresa, no estoy exagerando ni mucho menos, a mi me sorprendió muchísimo y quiero compartir con ustedes esa sorpresa que hace algunos años movió mis esquemas.
Dipper Mouth Blues – King Oliver
When It’s Sleepy Time Down South – Louis Armstrong
La primavera es la época del año en que se manifiestan más evidentemente los procesos del nacimiento y el crecimiento de la vida, es la época en que se inicia nuestro ciclo vital.
Los artistas siempre encontraron un gran motivo para escribir, pintar, cantar, fotografiar y así tener una fuente poderosa de inspiración en la primavera, es por eso que para esta sesión de la quinta disminuida compartiré con ustedes temas que giran alrededor de la primavera. La llegada de la primavera también representa una transición, por este motivo, en la segunda parte del programa haré una transición, no al invierno concretamente, sino a recordar los treinta años de la muerte de Jaco Pastorius. Nos moveremos alrededor de estos dos conceptos; invierno/primavera, frio/calor, oscuridad/claridad, tristeza/alegría, vida/muerte. Muerte como renovación, como un proceso de transición entre un estado y otro.
You Must Believe In Spring – Bill Evans/Tony Bennett
Spring Can Really Hang You Up The Most – Carmen Mc Rae
Spring Is Here – Cannonball Adderley
Spring Ain’t Here – Pat Metheny Group
It Might As Well Be Spring – Sarah Vaughan/Miles Davis
En la historia de la música en general y del jazz en particular, siempre ha habido creadores que, a pesar de no ser demasiado conocidos, han desarrollado obras inmensas y tremendamente influyentes. Ese es sin duda el caso del legendario guitarrista norteamericano, John Abercrombie, que dotado de una técnica sin igual y con una discografía nutrida y variada, ha seguido su propio camino en el jazz moderno, incorporando sensibilidades de distintos estilos en su repertorio: blues, música clásica, rock, folk y músicas del mundo. Además de haber trabajado con las más importantes figuras del jazz de su generación, ha desarrollado una carrera de cuatro décadas, editando la mayor parte de su obra, en el respetado sello Europeo ECM.
John Abercrombie falleció a los 72 años en las afueras de Nueva York. Murió la noche del martes 22 de agosto rodeado de sus seres queridos en la localidad de Cortland, en el estado de Nueva York. La noticia la leí en un mensaje publicado en su página oficial de Facebook. “La familia aprecia las efusivas muestras de amor y de apoyo recibidas y pide de manera respetuosa que se respete su privacidad en estos momentos tan difíciles”, manifestaba el mensaje en el que no se especifican las causas de su muerte. Según la revista especializada Jazz Police, el músico neoyorquino falleció en su casa de Cortland después de sufrir una insuficiencia cardiaca relacionada con una embolia que padeció a comienzos de año.
Este programa es un sencillo homenaje a este maestro de la guitarra de jazz, a través de un viaje a través de su obra.
Try Me – Dreams
5/8 Tune (Extracto) – Friends
Satya Dhwani (Extracto) – Dave Liebman
Ralph’s Piano Waltz – John Abercrombie
Jamala – Gateway
Romantic Descension – Towner/Abercrombie
Foto Di Famiglia – Enrico Rava
Grazing Dreams – Collin Walcot
To Be – John Abercrombie
3 East – John Abercrombie
Clint – John Abercrombie
Thalia – John Abercrombie
Beautiful Love – John Abercrombie
Waltz For Debby – Abercrombie/LaVerne
Little Swing – Abercrombie/Erskine /Mintzer/Patitucci
La Ley seca supuso la proliferación de tabernas, clubes y prostíbulos donde se podía consumir alcohol. Bastantes locales eran controlados directamente por bandas de contrabandistas y necesitaban músicos que animaran el ambiente. Se recurrió a los jazzistas (en muchos casos, negros), para consternación de los sindicatos de músicos (reservados a blancos), que consideraban semejantes sonidos «vulgares». En Chicago, los jazzistas gozaron de la simpatía de Al Capone y su hermano Ralph. Dejando aparte su modus operandi, parece que Al carecía de prejuicios raciales: se casó con una irlandesa, admiraba a los judíos y daba empleos a negros. Algunos, como el contrabajista Milt Hilton, complementaban sus ingresos distribuyendo licor.
No todos los jazzistas tuvieron encuentros gratos. Fats Waller fue secuestrado en Chicago y llevado a la localidad de Cicero, donde los Capone habían abierto incluso un Cotton Club, en imitación del cabaret de Harlem. En realidad, se esperaba que Waller animara la fiesta de cumpleaños de Al, cosa que hizo durante los tres días siguientes. Volvió con los bolsillos llenos de billetes, pero con el miedo en el alma. El guitarrista Eddie Condon decidió dejar de tocar en el Alcázar al descubrir que el propietario era Capone. Si estaba el jefe, la juerga mantenía cierto decoro pero sus hombres tendían a la violencia, como comprobó el cornetista Jimmy McPartland: «Un mafioso podía romper una botella en la cabeza de alguien, luego se la restregaba por la cara y terminaba dándole patadas; mientras, nosotros no debíamos dejar de tocar». Muchos jazzistas de aquella generación transformaron en anécdotas sus encuentros con Al Capone. Y la mayoría eran pintorescas: Earl Hines recibia propinas de 100 dólares. Lo cierto es que Al Capone brillaba en comparación con su hermano menor, más brutal en público. Y se reveló como un maestro de las relaciones públicas. Sermoneaba a los músicos jóvenes, para que no olvidaran escribir a sus madres y les recomendaba asistir a oficios religiosos. Les prevenía contra los peligros de las drogas, aunque él era un consumidor secreto de cocaína.
En este programa haremos un viaje a esa época a través de los siguientes temas:
And I Love Her – John Abercrombie
Happy Feet – Frankie Trumbauer and his Orchestra
Dippermouth Blues – King Oliver’s Creole Jazz Band
Chicago Breakdown – Louis Armstrong
Harlem Nocturne – Duke Ellington
Nervous Tension – Tiny Parham/Milt Hinton
Old Man Time – Milt Hinton
Squeeze Me – Fats Waller
Honeysuckle Rose – Fats Waller
Honeysuckle Rose – Sarah Vaughan
Blue Drag – Earl Hines and his Orchestra
Weather Bird – Earl Hines
I Ain’t Got Nobody – Earl Hines
Ain’t Misbehavin – Louis Armstrong
Ain’t Misbehavin’ – Carmen McRae
Rhapsody in Blue – Duke Ellington
Way Down Yonder in New Orleans – Bix Beiderbecke/Frankie Trumbauer
In A Mist – Bix Beiderbecke
The Lady Is a Tramp – Frank Sinatra
One For My Baby (and One More For The Road) – Frank Sinatra
Dicen que el músico expresa su propia personalidad en sus composiciones. Que en sus interpretaciones deja señales suficientes de su personalidad y estado de ánimo, eso es precisamente lo que hace Keith Jarrett en cada una de sus interpretaciones con las cuales uno aprende a gozar del jazz.
Para muchos, Keith Jarrett, tiene la consideración de un gran improvisador; en cualquier caso, un excelente pianista que parece mirarse para adentro en cada pieza que interpreta. Su postura física ante el piano, que por momentos recuerda a la de Bill Evans, es elocuente al respecto; suele recogerse sobre sí mismo para formar una pieza única, para confundirse con el instrumento pero también se levanta, gesticula, emite sonidos y nunca deja de interpretar una partitura corporal que parece querer ganar protagonismo al sonido que arranca del propio piano, en ocasiones parece escenificar una especie de combate entre el ejército de teclas y cuerdas y él mismo.
Keith Jarret impresionó nada menos que a Miles Davis, y él mismo recordaba cómo fue ese encuentro:
“A finales de los años sesenta, Miles Davis solía aparecer por los clubes en los que yo actuaba con mi trío, ya fuera en París o en Nueva York. Parecía sentir curiosidad por algo. En cierta ocasión, fue con su quinteto a un minúsculo club de la orilla izquierda de París llamado Le Camilion, con capacidad para unos diez espectadores, para ver a mi trío, formado por aquel entonces por Aldo Romano a la batería y J. F. Jenny-Clark al contrabajo. El club estaba en el sótano de un pequeño bar que, sin embargo, era mayor que la estancia donde actuábamos. El local tenía un piano de pared espantoso, y a menudo nos dedicábamos a experimentar con la “improvisación libre”(a veces, el pésimo estado del piano era de gran ayuda para tocar esa música). Mi trío estadounidense, formado por Charlie Haden y Paul Motian, trabajaba constantemente en el terreno de la “improvisación libre”, aunque esta faceta no haya quedado adecuadamente recogida en las grabaciones que hicimos. Miles también vio actuar varias veces a esta formación en diferentes clubes. Los años sesenta fueron una época importante para el free. Ornette Coleman y Don Cherry habían despuntado a finales de los años cincuenta junto con Paul Bley, Jimmy Giuffre y, más tarde, toda la corriente “vanguardista”. Algunos de esos músicos ni siquiera sabían tocar, pero aquello no tenía demasiada importancia, y de ellos aprendí unas cuantas cosas en términos de tiempo y espacio. Ornette había partido de la complejidad cada vez mayor característica del período posterior al bebop para abrir nuevos caminos, y los músicos jóvenes se atrevían con todo. Fueron años de una gran vitalidad. Después de un pase especialmente free en Le Camilion, Miles me hizo un gesto para que me acercara a su mesa (creo recordar que nadie bebía nada) y me preguntó: “¿Cómo lo haces?”. “¿El qué?”, respondí. “Tocar a partir de la nada”, comentó. “No lo sé —le dije—Lo hago. Ya está”. Miles estaba anonadado ante aquella presunta facilidad mía para crear en tiempo real, sin un material previo. Sin embargo, y a pesar de que había escuchado mucha improvisación libre en el pasado, creo que advertía en mi manera de tocar una mezcla única de improvisación libre y de composición espontánea, una combinación que acabaría copando mi vertiente profesional, sobre todo en los conciertos en solitario”