Este programa es un homenaje a todos los padres que escuchan la quinta disminuida. Los temas que he seleccionado responden a dos características fundamentales; temas que músicos dedicaron a su padre y temas que son interpretados por padre e hijo. Existe alguna excepción en la que uno de los músicos escribe un tema dedicado tanto al padre como al hijo a través de una hermosa composición titulada como “Yo conocí a su padre”, al escuchar el programa descubrirán a quién está dedicada.
Muchas felicidades y a disfrutar de la música.
Song To My Father – Horace Silver
Laguna – Jimmy Haslip
Like Father, Like Son – Billy Childs
Adiós Nonino – Astor Piazzolla
Sometime Ago – Michel Petrucciani/Tony Petrucciani
La Calandria – Luis Salinas/Luis Salinas
Guidum – Abraham Laboriel
Armando´s Rhumba – Chick Corea/The Spanish Heart Band
Love Letter (To My father) – Eddie Gomez
Father – Aziza Mustafa Zadeh
I Knew His Father – Yellowjackets
Obi One – Javier Malosetti
After You´ve Gone – Javier Malosetti/Walter Malosetti
Un 12 de marzo de 1955 murió “Bird”. Ese sábado a las nueve menos cuarto de la noche, Charlie Parker, el saxofonista que con un poco más de una década de carrera solista había cambiado para siempre el rumbo del jazz, aquel al que llamaban “Bird”, miró televisión, se rió desmesuradamente, tuvo un ataque de tos y murió. Tenía 34 años, pero el informe médico hacía referencia que se trataba de un hombre de sesenta años. Casi siempre se habla de Charlie Parker mencionando más sus excesos que su música, tal vez con la intención de equiparar la suya a otras tragedias y de demostrar que los mismos vicios acompañan similares talentos. No importa. Lo cierto es que nadie tocó el saxo como él. Nadie siquiera se acercó a esas improvisaciones capaces de resonar en las zonas más extrañas de una melodía, de parar y acelerar repentinamente, de crear ritmos insospechados dentro de otros ritmos, de crear nuevos temas dentro de un tema y, como imágenes de un calidoscopio, multiplicarlo constantemente en nuevos motivos y en nuevas variaciones, Charlie Parker le dio al jazz la categoría definitiva de música de concierto.
El mes de marzo acarrea sobre sus espaldas un enero y un febrero que han sido muy lluviosos, aquí en La Paz, en varias ciudades de Bolivia y también en varios países del mundo. El cambio climático cada vez nos envía señales de que algo se está haciendo mal y debemos tomar consciencia de ello y cambiar muchos de los malos hábitos que se tienen.
Este es el motivo por el que decidí que el programa de hoy tenga como eje central a “la naturaleza y el medio ambiente” y para ello recurriré obviamente a algunos temas del mundo del jazz y la Bossa Nova relacionados a esta temática. Y si hablamos de naturaleza y medio ambiente y estamos en el mes de marzo, es fundamental darle un lugar preponderante en el programa a uno de los himnos de la Bossa Nova compuesto por el maestro soberano Antonio Carlos Jobim. Aguas de Marzo.
Las canciones son enamoramientos comprimidos en versos y acordes, son declaraciones de buenas intenciones, son promesas verdaderas, son proyectos de vida, son rendiciones sin más condición que la de ser esclavo hasta el fin de los tiempos, son esperanzas hechas cuerpo, son todo lo que importa y que sólo conocemos al perderlo. Aguas de Marzo, la canción compuesta por Tom Jobim, está considerada por muchos como la mejor canción brasileña de todos los tiempos. Una canción que nos habla de la vida, de las cosas buenas y de las no tanto, de las alegrías y de las penas, de las cosas bellas y de las rotas. Es una síntesis de lo que significa el fin de una estación del año. Nos habla de la selva, con sus maderas raras y sus animales, de la fiesta de la cosecha, de la ciudad y sus coches. Y en el fondo es un canto a no rendirse a amar pase lo que pase, a seguir caminando porque si llueve ya escampará, es la promesa de que si se acaba el verano, este ya volverá.
Muchas canciones han tenido que superar obstáculos ajenos a la música para poder gozar de aceptación y popularidad, pero pocas lo tuvieron tan difícil como “Love for Sale”. Durante décadas, las cadenas de radio se negaron a emitir esta letra. La canción, que sonó por primera vez en The New Yorkers, un musical de Broadway de 1930, adopta el punto de vista de una prostituta de la época de la ley seca, y el compositor, Cole Porter, no se mordió la lengua al presentar este “amor a la venta: joven y apetitoso”. Según Charles Darnton, el crítico del periódico Evening World, la canción era “de pésimo gusto”, y el Herald Tribune la calificó de “indecente”.
La primera vez que se interpretó “Strange Fruit” en un garito nadie aplaudió. Segundos antes de terminar la canción, cuando la intérprete pronunciaba las dolientes últimas palabras “esta es una extraña y amarga cosecha”, las luces del Café Society neoyorquino, con capacidad para 200 personas, se apagaron. Instantes después se encendieron, pero la cantante había desaparecido. Billie Holiday estaba vomitando en el pequeño baño del local, sobrecogida después de su estremecedora interpretación. Los espectadores intentaban recuperar el aliento tras asistir a aquella desgarrada actuación. Fue una pieza breve, solo tres minutos que cambiaron para siempre la historia de la música comprometida.
Estas y otras canciones, son parte de esta sesión en la conoceremos algunas de las historias que están detrás de cada canción.
Strange Fruit – Billie Holiday/Frank Newton and his Café Society Orchestra
Strange Fruit – Billie Holiday/ Max Waldron and Peter Knight Orchestra
Strange Fruit – Sting
Love For Sale – Billie Holiday and her Orchestra
Love For Sale – Cannonball Adderley
Love For Sale – k.d. Lang
Lover Man – Charlie Parker
Lover Man – Jay Jay Johnson
Lover Man – Sarah Vaughan
Gloomy Sunday – Original
Gloomy Sunday – Billie Holiday/Teddy Wilson Orchestra