Vientos de agosto entre celebraciones y despedidas

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En agosto de 2015 hice un programa dedicado a músicos del mundo del jazz que llegaron o se fueron en este octavo mes del año. Ese programa lo reprisé hace poco y nuevamente lo comparto con ustedes para ir nutriendo paulatinamente los archivos que debido a un problema con el blog se “esfumaron” de la bloggosfera.

Agosto es también el mes de Julio Cortazar, un apasionado y enciclopedista amante de la música en general y del jazz en particular que bajo el nombre de Lucas, se explaya sobre sus pianistas favoritos en este texto:

Larga es la lista como largo el teclado, blancas y negras, marfil y caoba; vida de tonos y semitonos, de pedales fuertes y sordinas. Como el gato sobre el teclado, cursi delicia de los años treinta, el recuerdo apoya un poco al azar y la música salta de aquí y de allá, ayeres remotos y hoyes de esta mañana (tan cierto, porque Lucas escribe mientras un pianista toca para él desde un disco que rechina y burbujea como si le costara vencer cuarenta años, saltar al aire aún no nacido el día en que grabó Blues in Thirds).

Larga es la lista, Jelly Roll Morton y Wilhelm Backhaus, Monique Haas y Arthur Rubinstein, Bud Powell y Dinu Lipati. Las desmesuradas manos de Alexander Brailovsky, las pequeñitas de Clara Haskil, esa manera de escucharse a sí misma de Margarita Fernández, la espléndida irrupción de Friedrich Guida en los hábitos porteños del cuarenta, Walter Gieseking, Georges Arvanitas, el ignorado pianista de un bar de Kampala, don Sebastián Piaña y sus milongas, Maurizio Pollini y Marian McPartland, entre olvidos no perdonables y razones para cerrar una nomenclatura que acabaría en cansancio, Schnabel, Ingrid Haebler, las noches de Solomon, el bar de Ronnie Scott, en Londres, donde alguien que volvía al piano estuvo a punto de volcar un vaso de cerveza en el pelo de la mujer de Lucas, y ese alguien era Thelonious, Thelonious Sphere, Thelonious Sphere Monk.

A la hora de su muerte, si hay tiempo y lucidez, Lucas pedirá escuchar dos cosas, el último quinteto de Mozart y un cierto solo de piano sobre el tema de “I ain’t got nobody”. Si siente que el tiempo no alcanza, pedirá solamente el disco de piano. Larga es la lista, pero él ya ha elegido. Desde el fondo del tiempo, Earl Hines lo acompañará.

  • Old Rockin’ Chair – Jack Teagarden/Louis Armstrong
  • Lady Be Good – Count Basie/Lester Young
  • Indian – Benny Carter/Kenny Drew
  • Bebop – Julio Cortazar/Charlie Parker/Kenny Dorham
  • Seven Come Eleven – Oscar Peterson/Herb Ellis
  • Lonely Girl – Bill Evans/Tony Bennett
  • One By One – Idrees Sulieman/Mal Waldron
  • You Dont Know What Love Is – Dinah Washington
  • Reminiscing – Art Farmer/Kenny Drew
  • I’m Glad There Is You – Duke Pearson/Lex Humphries
  • Samba Do Aviao – Baden Powell/Airto Moreira
  • I Must Have That Man – Abbey Lincoln
  • The Phineas Trane – Pat Martino
  • Pretty Scared – Charlie Haden/Jack DeJohnnette/Pat Metheny
  • Crescent – Alice Coltrane/Ravi Coltrane
  • Condition Red – Wayne Shorter/Terri Lyne Carrington
  • Serenade To A Cukoo – Rahsaan Roland Kirk

Esto lo estoy tocando mañana: El Perseguidor

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Pocos escritores están tan relacionados con el mundo del jazz como Julio Cortázar, hasta el punto de que su escritura, tanto argumental como estructuralmente, se encuentra ampliamente influenciada por esta música. Su estilo literario se aleja de la composición temática para dejarse llevar por la improvisación, por la capacidad de planear sobre un tema de forma ininterrumpida, y por la búsqueda de una voz interior que intenta evitar los discursos preestablecidos y otorga protagonismo a los estados mentales.

El perseguidor se publicó en 1959 dentro del libro de relatos Las armas secretas (debido a su gran éxito, en 1967 se reeditó dentro de El perseguidor y otros relatos) y cuenta la vida de Johnny Carter, un nombre que probablemente haya sido tomado de dos de los grandes saxos de la historia (Johnny Hodges y Benny Carter) pero una obra dedicada en realidad a Ch. P.

Podemos extraer, al menos, dos lecturas del relato. En primer lugar, y la más evidente, es considerarlo una ficción basada en los últimos días de Charlie Parker. La segunda, más filosófica, es la que nos habla del concepto Tiempo, un tema recurrente en la obra de Cortázar y, quizás, su máxima obsesión.

Esa primera lectura, la que se puede considerar una biografía, prescinde de los nombres reales: Charlie Parker se convierte Johnny Carter, Chan es ahora Lan, su hija muerta Bee, se convierte en Pree, y la baronesa Pannonica de Koenigswarter recibe el nombre de marquesa Tica. En la historia se mencionan las temporadas que pasó Parker en los hospitales mentales de Camarillo y Bellevue, el incendio de la habitación de un hotel, se recrea la desastrosa y famosa grabación de Lover Man (aquí titulada Amorous) y, en general, fragmentos de realidad en forma de puzle que nos muestran el estilo de vida “diferente” del saxofonista, y que concluye con su muerte con un ataque de risa frente a un televisor.

La otra lectura es aquella en la que el concepto Tiempo aparece constantemente en la historia, sobre todo en las primeras páginas donde nos encontramos frases como: tú no haces más que contar el tiempo o Seguía haciendo alusiones al tiempo, un tema que le preocupa desde que le conozco, he visto pocos hombres tan preocupados por todo lo que se refiere al tiempo. Para Johnny el tiempo es algo maleable, indefinido, inconsistente, variable (¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio?), una forma de vida alternativa a la del mundo que le rodea: Esto lo estoy tocando mañana, dice en una de las mejores frases del libro. Todas estas ideas suponen que el concepto temporal del protagonista sea completamente diferente al del resto de humanos. La música es tiempo y si Johnny ve el tiempo de otra forma, también verá la vida, y por tanto la música. Su historia es la de una lucha constante en un mundo que no le entiende, lo que lo convierte en un perseguidor, en un alma que busca algo que cree que existe, pero que no sabe si algún día encontrará.

El otro protagonista de la novela es Bruno, escritor y reportero de la revista Jazz Hot, que al contrario que Carter, vive en el tiempo presente y cronológico, en el tiempo racional de las agujas del reloj y es, por tanto, un hombre apegado a la realidad cotidiana, preocupado por la hora, por el éxito de su libro, por cosas racionales. Sin embargo, esa racionalidad es un perfecto contrapunto para que Bruno nos dé a conocer la realidad física del jazz: los lugares, los ambientes, la historia… aunque al final, como casi todos los críticos, y a pesar de haber escrito un gran libro, es incapaz de expresar con palabras el lenguaje musical de Johnny, algo que solo puede explicar su música.

Texto de Ángel González Rodríguez

  • Now’s The Time – Charlie Parker
  • Koko – Charlie Parker
  • Loverman – Charlie Parker
  • Bebop – Charlie Parker
  • Relaxin at Camarillo – Charlie Parker
  • A night in Tunisia – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
  • Dizzy Atmosphere – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
  • Parker’s Mood – Charlie Parker
  • Cardboard – Charlie Parker
  • K.C. Blues – Charlie Parker
  • Leap Frog – Charlie Parker/Dizzy Gillespie
  • Ah Leu Cha – Miles davis
  • Au Privave – Cannonball Adderley
  • Donna Lee – Jaco Pastorius
  • Confirmation – Chick Corea
  • Ornithology – Bireli Lagrene
  • Moose the Mooche – Joshua Redman
  • Billie’s Bounce – Keith Jarrett
  • Now’s The Time – Herbie Hancock/Kenny Burrell

El juego jazzero de Julio Cortazar: Rayuela

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rayuela

Cortázar amaba el jazz porque “era una música que permitía todas las imaginaciones”. ¿Se puede trasladar esto a la literatura? La respuesta es sí y Rayuela es el mejor ejemplo de esto. No sólo está llena de imágenes y sonidos del jazz, sino que es en sí una impresionante jam session donde el argumento es sólo un pretexto para improvisar, para ir re-creando, cambiando de escala según viene al caso, insertando notas disonantes si le apetece. Es una novela que el mismo autor propone que se lea siguiendo el índice o desordenadamente, en realidad son varias novelas en una.

En Rayuela en los capítulos 10 al 18, se relatan las increíbles y fantásticas sesiones musicales o “discadas” en las que un grupo de amigos denominado “Grupo de la Serpiente” se reunía para escuchar música junto con una conversación filosófico-orientalista que discurría sobre una alfombra musical en la que con absoluta naturalidad Cortázar recurría a su enciclopedismo musical.

Para esta sesión musicalizaremos los textos de Rayuela, de los capítulos mencionados, en los que se hace mención a un músico o a un tema específico que cada uno de los miembros elegía para ser escuchado, y posterior a ello, escucharemos ese tema.

  • I´m Coming Virginia – Frank Trumbauer
  • Jazz me Blues – Bix Biederbecke
  • Four O’Clock Drag – Kansas City Six
  • Save it Pretty Mama – Lionel hampton
  • Good Bait – Dizzy Gillespie
  • Baby Doll – Bessie Smith
  • Don’t you play me Cheap – Louis Armstrong
  • See see Rider – Big Bill Broonzzy
  • Junker’s Blues – Champion Jack Dupree
  • Get Back – Big Bill Broonzzy
  • Hot and Bottered – Duke Ellington
  • I Don’t Mean a Thing – Duke Ellington
  • I Aint’t Got Nobody – Earl Hines
  • Mamie’s Blues – Jelly Roll Morton
  • Stack O’Lee Blues – Warnings Pennsylvanians
  • Oscar’s Blues – Oscar Peterson
  • Body and Soul – Coleman Hawkins
  • Empty Bed Blues – Bessie Smith
  • Round Midnight – Thelonious Monk
  • Toco tu boca – Julio Cortazar/Keith Jarrett